Subiendo nos encontramos con un sevillano, el se fue por su lado y nosotros por el nuestro. Cuando estabamos volviendo, no se como, nos perdimos, nos salimos de la ruta de toris y acabamos por un camino ke daba a un cementerio, asike decidimos volvernos porke ese camino no tenia ninguna buena pinta. Cuando volviamos para arriba nos encontramos con el sevillano ke bajaba y ke iba en direccion al cementerio. Como el tio era valiente tiró para alli. Nosotros tras un largo rato, volvimos al camino de toris y conseguimos salir de alli.
Nos volvimos a comer a la zona del hotel, y comimos gyudon. Riquisimo.
Tuvimos la odisea de la compra del matamoskitos, ke no habia forma de hacernos entender, hasta ke al final en un seven eleven, cogimos lo ke consideramos ke era un matamoskitos de esos electrico y hubo suerte. Nos salvo de las picaduras de la inmensa cantidad de moskitos ke hay.
Como teniamos la tarde por delante, decidimos ir a ver el templo dorado, asike empezamos a andar hacia alli (si, incluso despues de la pateada por Inari) y a medio camino tuvimos ke coger un taxi porke no podiamos mas, y estaba en rascacipote de lejos.
El taxista tuvo un detalle muy agradable, y es ke se kito el guante blanco ke llevan, se giró y nos estrecho la mano a todos. Fue un gesto ke apreciamos, ya ke alli rechazan el contacto fisico.
El templo dorado es impresionante. Es un recorrido muy bonito, con el lago, los arboles escoltandote y algun ke otro edificio antiguo.
Despues vuelta en metro al hotel, cenar y a probar otra copa rara en el bar habitual. Hoy tocó bebida de platano con chocolate y licor de algo.
